¿Alguna vez te has preguntado si sólo sufres de acné o si hay algo más? Si tu piel se enrojece fácilmente, experimentas bultitos o brotes que nunca tienen fin, puede que estés lidiando con acné, rosácea o ambas a la vez.
El acné y la rosácea son problemas cutáneos que pueden parecer similares, pero son diferentes y tienen cuidados distintos.
¡No te preocupes! Hoy vamos a ayudarte a entender mejor tu piel y darte algunas recomendaciones para manejar ambos problemas cutáneos de la mejor forma posible.
El acné es un problema inflamatorio de la piel que muchas personas sufren, siendo más común en la adolescencia. Aún así, si presentas problemas de salud, como hormonales, es común que el acné persista en la edad adulta.
El acné se produce cuando los poros de la piel se obstruyen con sebo, células muertas y bacterias, lo que provoca granos, puntos negros, espinillas e incluso quistes.
Por ello, es un problema más frecuente en pieles grasas y se ve agravado por factores hormonales, estrés y el uso de productos comedogénicos que bloquean los poros.
Además, el acné puede estar presente en otras partes del cuerpo, como la cara, pecho y espalda.
Si tu piel tiene tendencia a sufrir de acné, es importante que optes por productos no comedogénicos, que no obstruyan los poros, y mantener una rutina de cuidado de la piel adecuada que incluya limpieza suave y tratamientos que controlen la producción de grasa y bacterias.
La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta principalmente a adultos.
Los síntomas son enrojecimiento (principalmente en mejillas y nariz, aunque puede extenderse a más zonas del rostro), vasos sanguíneos visibles, inflamación y, en ocasiones, pequeños bultitos o pústulas, lo que muchos confunden por acné.
Sin embargo, a diferencia del acné, la rosácea no está relacionada con la obstrucción de los poros ni con las bacterias, sino que los desencadenantes son distintas:
Las pieles con rosácea son sensibles y se irritan fácilmente, por lo que requieren productos suaves y específicos para calmar la piel y reducir la inflamación.
Aunque ambas afecciones parecen similares, hay algunas diferencias clave que te ayudarán a identificarlas:
El mejor consejo que podemos darte es que, en caso de duda, consultes al dermatólogo, le cuentes tus síntomas y que examine con detenimiento tu piel.
¡Es totalmente posible!
Hay personas que sufren ambas afecciones, lo que dificulta mucho la situación.
Al tener ambas afecciones, es crucial elegir productos que no empeoren ninguno de los dos problemas. En este caso, una rutina de skincare suave y calmantes, con productos no comedogénicos (te recomendamos que uses ComedoCheck) y un tratamiento para ambas afecciones, es la clave.
Si sufres de ambas afecciones cutánea, ¡no te preocupes! Aquí te dejamos algunos consejos para que puedas manejar tu piel de manera efectiva:
Usa limpiadores de base acuosa y con surfactantes respetuosos con la piel.
Es vital que no uses productos agresivos que empeoren la rosácea.
Una de nuestras recomendaciones más top es el Toleriane Gel Espumoso, ya que cuenta con una fórmula sencilla, surfactantes suaves, niacinamida y ceramidas para proteger la barrera de la piel y regular el sebo.
Aunque tengas piel grasa y acné, es vital la hidratación, ya que este tipo de pieles sufren de pérdida de agua transepidérmica.
Usa cremas no comedogénicas de textura muy fluida para no obstruir los poros, y observa que en su fórmula usan ingredientes calmantes como niacinamida o centella asiática.
Además, busca que esté especificada para piel sensible.
El sol puede empeorar tanto el acné como la rosácea. Usa protección solar mineral, ya que es menos irritante que aquellos que emplean filtros solares químicos.
Además, asegúrate de que sean no comedogénicos y de textura fluida.
Si sufres ambos problemas cutáneos, el tratamiento ideal para ti es el Ácido Azelaico, ya que tiene propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y alivia el enrojecimiento, además de ser uno de los tratamientos cutáneos más suave.
Otro productos que te ayudará es el Ácido Hipocloroso, ya que es una molécula que producimos naturalmente por nuestro sistema inmune y tiene propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias.
Es importante que identifiques aquello que suele causarte rosácea y evitarlo, como es el caso del alcohol, alimentos picantes o los cambios bruscos de temperatura.
Con una rutina de cuidado facial adecuado, el uso de productos cosméticos no comedogénicos y la ayuda de un buen dermatólogo, puedes controlar tanto el acné como la rosácea, ¡y lograr una piel más sana!
With love,
Claire.