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El agua termal es un clásico, y mi favorita, de todas las que he probado, es la de AVÈNE.
Aquellos con pieles muy sensibles, que tienen problemas cutáneos como rosácea o eccema, encuentran un gran alivio con el uso del agua termal.
Por si no tienes del todo claro qué es, se trata de un agua de manantial naturalmente mineralizada cuya composición se mantiene a lo largo del tiempo, lo que permite su uso terapéutico. Estas aguas están enriquecidas con oligoelementos, una microflora única y una óptima relación entre calcio y magnesio, hacen que estas aguas hayan sido usada durante tantísimos años con fines terapéuticos.
Personalmente, tras su uso, noto la piel refrescada, limpia y más hidratada.
AVÈNE AQUA. NITROGEN.